Durante el primer año de vida, la leche materna (idealmente) o fórmula, es el alimento principal del bebé. El biberón es una forma cómoda de alimentarlo, no obstante, por mucho que las marcas comerciales intenten mejorar el diseño de la tetina, ninguna se asemeja a la forma, consistencia, textura y funcionalidad del pecho materno. En el pecho, el bebé realiza movimientos de succión fisiológicos, lo cual contribuye a un desarrollo facial armónico. En cambio, el uso prolongado del biberón tiene efectos indeseados sobre la salud bucal y el desarrollo facial, como por ejemplo: caries, maloclusiones y problemas en el habla.
Consejos para realizar la retirada del biberón sin traumas y respetando el ritmo de tu hijo/a:
1. Prepararse para la transición:
Ve disminuyendo el uso del biberón de forma progresiva. Sobre los 6 meses de vida, una vez iniciada la alimentación complementaria, empieza a ofrecer la taza al bebé, no con la intención de reemplazar el biberón o disminuir las tomas, sino para que se vaya acostumbrando a manipularla y la incorpore como parte de su rutina de alimentación. De esa manera, el biberón solo se utilizará durante las tomas de leche, no para beber agua u otros líquidos.
Y recuerda: siempre que use la taza, motívalo/a con comentarios positivos 🙂
2. Llevar una rutina de sueño bien establecida:
La rutina de sueño les hace identificar el momento de dormir y ayuda a calmarlos. Por ejemplo: ducha, cena, cepillado de dientes, mimos, leer un cuento, etc.
3. Retirar el biberón de las tomas de forma progresiva:
A partir de los 12 meses, se debe cambiar la succión en tetinas por deglución, es decir, si tu hijo/a toma varios biberones al día, comienza por eliminar el biberón del desayuno y ofrécele la leche en taza. Una vez conseguido, pasas al siguiente.
En general, el último biberón que se retira es el nocturno. A esa edad, nos encontramos principalmente con dos tipos de situaciones:
- El/la niño/a que toma un único biberón nocturno y duerme del tirón toda o casi toda la noche.
- El/la niño/a que tiene varios despertares nocturnos y toma biberones, no por hambre, sino para calmarse y conciliar de nuevo el sueño. Esta situación es agotadora para los padres pues, en muchas ocasiones, no llegan a dormir más de dos horas seguidas. Enseñar al niño/a conciliar el sueño por sí mismo y que entienda que se come de día y se duerme de noche, es lo más difícil, y conlleva tiempo y mucho esfuerzo.
4. Diluye la leche con agua:
Durante los primeros días, llena el biberón con la mitad de agua y la mitad de leche. Con el tiempo, ve incrementando la proporción de agua respecto a la leche de manera que tu hijo/a pierda el interés y le apetezca más el sabor de la leche que toma en la taza o vaso.
5. Acompaña sus reacciones con respeto y cariño pero sé inflexible:
Todos los niños no son iguales, algunos pasarán por rabietas intensas, llantos y frustración, por tanto debes estar preparado/a para superar esos momentos con calma y serenidad. Sobretodo, una vez inicias el proceso de retirada del biberón, no debes dar marcha atrás, si lo haces y le das el biberón de nuevo, tu hijo/a sabrá que puede aplicar esa estrategia siempre que lo desee.
La paciencia y el cariño son fundamentales en cualquier etapa que suponga un cambio en la rutina de nuestros hijos. Ayudarles a crecer, a ser autónomos e independientes, es lo mejor que podemos darles.
Dra. Lissette Meriño Marín